Ya sea para una escapada o unas vacaciones, uno de los mejores destinos en España son las Islas Baleares. ¿Por qué? Muchos son los motivos que podrían esgrimirse, aunque, entre sus grandes virtudes, destaca la posibilidad de disfrutar de distintos tipos de turismo. Cada una de esos islas posee una identidad particular y ofrece a sus visitantes experiencias únicas. Por ello, ya se trate de un apasionado por al gastronomía, por la naturaleza, por la cultura, por el senderismo, por los deportes o simplemente alguien que quiera relajarse, las Islas Baleares presentan una excelente elección. Sin olvidar, claro, que cuentan con algunas de las playas de arena blanca más bonitas de España.
Menorca
La isla de Menorca representa un destino vacacional ideal tanto para las familias como para los amigos o las parejas. Además de contar con la ventaja de no acoger a tanta cantidad de viajeros como sucede en otros puntos de las Islas Baleares. En ella se puede disfrutar de la gastronomía local, como la caldereta de langosta, el arroz de la tierra, su sobrasada, el perol menorquín, el queso de Mahón, el vino y la ginebra autóctonos y la clásica ensaimada. Así como se recomienda conocer algunas de sus localidades, entre las más populares, Ciutadella, Binibeca, Fornells, Mahón o Son Bou. Y puntos de interés turístico, como la fortaleza La Mola o el faro de Favàritx.
Pero es innegable que uno de sus grandes atractivos recae en su naturaleza, especialmente en sus playas. La cala Gladana, la cala Macarella, la playa Cavallería, la cala Mitjana o la cala Turqueta representan paradas obligatorias para todo aquel que quiera disfrutar de un entorno paradisiaco.
Mallorca
Por su parte, la isla de Mallorca no se queda atrás en cuanto a playas y calas, a las que suma parajes naturales espectaculares y museos que merece la pena visitar para adentrarse más en su cultura e historia. También habrá más ciudades que visitar, entre las que no puede faltar, por supuesto, Palma de Mallorca, donde visitar sus restaurantes, explorar sus tiendas y acudir a la impresionante catedral, la Plaza Mayor, la Basílica de San Miguel y los Jardines S?Hort del Rei, entre otros puntos clave. En Palma se encuentra el Museu Fundación Juan March o el Es Baluard Museo de Arte Contemporáneo. También será buena idea añadir a la ruta otras ciudades y pueblos, por ejemplo, Manacor, Valldemosa, Alcúdia, Andratx, Sóller o Pollensa.
En lo que a naturaleza se refiere, la sierra de Tramuntana, las cuevas del Drach o el cap de Formentor conforman algunas de las riquezas de la isla. Entre las que no podían faltar las playas y calas, como la cala Figuera, la cala Mondragó, la cala Mesquida o la cala d'Or.
Cabrera
Si se visita Mallorca no se puede marchar uno sin antes haber conocido la isla de Cabrera, un lugar perfecto para disfrutar de excursiones a lo largo de este Parque Nacional, repleto de fauna y flora. Existen varias opciones, como son las travesías en barco para conocer la isla o también las rutas de senderismo. Y supone un lugar excepcional para la práctica del snorkel, ya que en Cabrera existen más de doscientos tipos de peces, además de crustáceos, aves marinas y otras especies. En este sentido, la playa de S?Espalmador y la playa de sa Platgeta serán de las mejores opciones.
Otros encantos de Cabrera son su Cueva Azul, de una intensa y viva tonalidad, que le confiere su nombre; y el castillo de Cabrera, desde donde se disfrutará de unas vistas panorámicas de la isla.
Ibiza
A diferencia que el resto de las Islas Baleares, Ibiza cuenta con una imagen muy asociada al turismo festivo, de pasarlo en grande por los restaurantes, bares, chiringuitos y discotecas de la isla. Y recorrer su puerto deportivo con yates y enmarcaciones de lujo. Sin embargo, aunque representa una buena parte del lugar, Ibiza es mucho más que eso.
En Ibiza se puede pasar un rato más que agradable recorriendo los puestos de sus mercadillos, explorando sus calles, el casco histórico de Evissa y algunos de sus pueblos con más encanto, como Santa Eulalia, San José o San Juan. Donde degustar los platos autóctonos, entre los que destaca el guisat de peix, el sofrit Pagès o las magdalenas ibicencas.
También se puede visitar la necrópolis de Puig des Molins y el poblado fenicio de Sa Caleta, para conocer más acerca de su historia. Y, por supuesto, el Parque Natural Ses Salines y algunas de sus mejores playas: cala d'en Serra, cala Salada, cala Comte, cala Bassa, Sa Caleta o cala Portinatx.
Formentera
La isla de Formentera supone un remanso de paz para quienes busquen relajarse en sus chiringuitos o caminando por sus parajes naturales. La idea es vivir una experiencia centrada en el bienestar. En Formentera se recomienda acudir a sus mercadillos hippies, repletos de productos artesanales. Algunos de los más famosos son el de Es Pujols y el de la Mola, donde también se pueden visitar el Faro de la Mola y el Molí Vell. Probar los platos típicos de bogavante con huevos fritos y patatas de Formentera y los calamars a la bruta. Tampoco hay que marcharse sin hacer snorkel y caminar por la orilla de la playa de Ses Illetes, Caló d'es Mort y la playa de Ses Platgetes.
